Por Marcela AlbanesePara mí el club estaba dividido en dos grupos: “los grandes” (mi hermano y sus secuaces) y “nosotros” (Nancy, Paola y yo, más todos los de nuestro grupo - ya saben quiénes son). Sabía que había más grupos entre ellos y nosotras, pero nunca me detuve muy bien a saber quién era Juvenil o Cadete o Robinsón (salvo cuando me interesaba alguno, obvio). Pero ahí estaban, como una bruma espesa para mí. Y ni que hablar de los más chicos, que ya no sabía cómo formar el diminutivo para separarlos aún más de nosotras: los chiquitititititos.
Y bueno, así fui creciendo y pasando de grupo al igual que mi hermano. Conocía (y los quería!) a todos los amigos de mi hermano y los adoptaba como amigos míos también, cosa que dejé de hacer cuando yo no salía de la categoría "la hermanita de Ale". Pasaron los años y fui "desconectándome" de los grandes y "conectándome" con los míos en una relación directamente proporcional al paso del tiempo. Al seguir en contacto con Laura y Gabi Mattioni me obligaba a entender y recordar que había más gente en el club aparte de mi hermano, Quique Dupláa y compañía, y así fui incorporando a otros y otras (ayyyyyy si supieran!!!).
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Hasta que un día más que mágico, aparece el blog y la posibilidad de saber de todos otra vez, y a medida que aparecían los nombres, sean del grupo que fueren, increíblemente los recordaba a todos!!!
Esto me pasó con Claudia Messina, cuando apareció en el blog y vi su foto, nada que ver con la última imagen que yo tenía de ella: Aaaaaaaaaaaalta, de pelo oscuro sin rulos, atado en una colita, enfundada en su clásico equipo de gimnasia azul con las rayas blancas al costado, de ésos con la tirita que pasaba debajo de la planta de los pies (qué horror hoy!!!) y zapatillas blancas.
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Bien, al igual que con varios, con Claudia hubo intercambio de e-mails, y únicamente compartíamos el club y mi hermano. No importa, era más que suficiente para entablar una relación. Unos cuantos e-mails más, algunos llamados telefónicos y listo, me viene a visitar.
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La esperaba en la estación de tren y agradecía al blog haber podido ver su foto, porque no la hubiese reconocido. Nos vimos con una expresión mezcla de asombrosa alegría y “no te puedo creer, si la última vez que te vi eras una nena!!!" Y yo pensando "uy, no es tan alta... ni tan grandota". La horita de viaje hasta mi casa sirvió un poco de actualización; conversación de inmigrantes: “che, en qué año te viniste”, “cuánto hace que vivís acá”, “por qué te viniste”, “y vos qué hacés", etc. Una vez en casa, largamos con asadito “Patrio” en honor al 1º de Mayo. Como verán en las fotos, teníamos asadores exclusivos para nosotras.
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En su corta estadía hubo un poco de todo: comida, playa… playa, comida… comida… mmm... comida. Y a la noche, casi como un rito, ahí estábamos sentaditas frente a la compu leyendo el blog.
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Nuestra ansiedad era tal por ver los comentarios que iban llegando, que cuando al cabo de 10 minutos no veíamos nada nuevo, decíamos “uuh, no se habrá colgado?, por qué no lo abrís otra vez?”, o “ah, es que allá tienen 5 horas menos”, y al rato, “che, por qué no refrescás la página?”, y asi todo el tiempo… jajaja.
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En resumen, fue un fin de semana muuuy jugoso, con el intercambio de "información" que manejábamos cada una, jajaja.
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En fin, las puertas de mi casa están abiertas a la espera de algún otro colonito (o Profe) que se quiera dar una vuelta por aquí.
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Un beso grande grande! Y gracias a todos por dejarme recordar mi infancia feliz.