lunes, 25 de mayo de 2009

Kiosco

Por Luciano Palermo

Quería recordar con ustedes a una mujer que también perteneció a Club de Niños. Una mujer que hizo mucha historia entre nosotros, en las calles Aníbal Gonzalez y Alejandro Milberg.

Ella es nuestra "Kiosquera Mary", ¿la recuerdan?

¿Quien no les pedía plata a sus padres para comprarse unas golosinas? Ojo, también comprábamos en lo de Lulo, pero en lo personal, creo que Mary tenía mucha más variedad que el kiosco
del fondo:

Mielcitas, fizz, bazookas, manzana con caramelo, vauquitas, ¡figuritas!, chupetines chicle, y por supuesto, no podía faltar el gran naranjú (CONGELADO) era el “hit” del momento, entre otras delicias...

Era toda una movida ir a lo de Mary, tenías que pedir permiso, porque lógicamente, estabas saliendo del club, o sino la típica, ir a escondidas de los profes. ¿Y quien no compraba a las corridas antes de subir al micro de regreso a casa, con el sonido de fondo de los motores de los micros encendidos?

Como todos sabrán, el kiosco de Mary cerró sus puertas junto con las nuestras, pero ella recuerda a muchos de nosotros y me lo relata con mucha emoción, y con lágrimas en sus ojos.

Todos los colonos te decimos: gracias Mary!!!

lunes, 18 de mayo de 2009

Piedra libre para todos...

Por Gabriel Magini

Uno de los deportes en que me destaqué fue la Escondida. Y el lugar mas apropiado para dicha actividad era, sin lugar a dudas, Milberg. Solíamos contar apoyados en la pared de lo que estaba al lado de la residencia, que dicho sea de paso, jamás supe lo que era, ni jamás entré. Solo me acuerdo de que daba algo de miedo. Esa era la "piedra". Los escondites eran miles, y hoy les dejo una foto de mi favorito... asi de paso, la gilada de la época se entera de una vez por todas de donde me pasaba el tiempo hasta ser el último en correr y liberarlos a todos.


Mentira, en realidad era el escondite mas obvio, pero yo siempre lo elegía igual. Me descubrían antes que a nadie y acto seguido me dedicaba a juntar nueces, tirar piedras al Reconquista o simplemente boyar. La verdad era eso en lo que me destacaba bastante, boyar!

lunes, 11 de mayo de 2009

Mini vacaciones felices de invierno

Por Majo Giovannetti

Que una fotografía se convierta en el puente para la memoria entre el pasado y el presente no es ninguna novedad. Pero cada vez que miro estas imágenes, me llevan al momento puntual, donde puedo reconocer lugares, personas, y hasta les diría que también aromas, sonidos, etc. Podría jurar cómo era sentirse dentro de esa campera inflada (un icono de la época).

Levante la mano quién fue alguna vez parte de los contingentes de vacaciones felices de invierno!!!!! No fuimos tantísimos, además por lo general el micro se completaba con pocas familias de varios hermanos. No estábamos divididos por grupos de edades, coincidíamos aquellos cuyos padres trabajaban en Boedo 90 o Maza 51, ya que el micro partía a diario desde allí. Nuestros padres nos inscribían e inmediatamente llegábamos al club con la novedad y preguntando al resto ¿TE ANOTARON?


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Una serie de visitas, la más esperada, la fabrica de alfajores Jorgito, ¡imagínense!, La Serenísima, el Zoo de la Plata, la Ciudad de los Niños, museos; la Cancha de River, el Museo Aeronáutico de la Costanera y ATC, nos los devorábamos en una sola jornada. El micro blanco y atravesado desde la trompa hasta el final por la clásica banda celeste era conducido por Paris, lamentando siempre nuestro "CHOFER, CHOFER..." y juro que me imaginaba a su mujer con el palo de amasar.


Nos acompañaban dos coordinadores, siempre los mismos y evidentemente un fotógrafo que por razones obvias no tengo registro de su rostro. Sin embargo este buen paparazzi se empeñó en escracharme en cada foto que sacó junto a mi festejante (como diría mi madre). En qué revista de la época las habrá publicado?

Saludos,

Majo

lunes, 4 de mayo de 2009

Saltos ornamentales

Por EB


Antes que nada, no se maten tratando de deducir que pileta es. No es en el club. Lo importante aquí es el espectacular salto que estoy ejecutando, aprendido en el Club de Gas – dónde sino? Claro, se trata del auténtico SAPITO; fácil y efectivo a la hora de impresionar a las chicas. En la foto (hábilmente tomada por el joven Lucas García) estoy casi en la cima de la curva ascendente, y ya en milésimas de segundos comenzaba el descenso para asegurar una elegante y voluptuosa caída, con entrada al agua en forma de “sapo” (de ahi el nombre de la prueba), evitando el planchazo (o panzazo) y las malvadas risas de los bañistas.

Comentario al margen: a Jorgito Leggio jamás le salió nada parecido – él solo se tiraba parado y tapándose la nariz... jaja...