lunes, 23 de noviembre de 2009
Tras las huellas de un flechazo
Corría febrero del ‘87 y hacía más de diez años que no tenía noticias referidas al club. Mi amigo El Tano Bondancia (hoy padrino de mi hija Josefina) me dice, en Haedo se está armando un equipo de handbol y hay muchos que te conocen, son ex GAS. No lo dudé, me fui a ver de que se trataba y ahí en la puerta estaban ustedes. Fito, Juanca, Chirola (que seguramente desde el cielo nos reconectó ahora vía celular) y vos. Abrazos, cargadas y surgió el… todavía recuerdo ese flechazo…
Cada sábado, luego de las 6 de la tarde, el club se vaciaba y era nuestro momento. Nos apropiábamos de todo, inclusive de la cancha de handbol. Ahí surgían miles de picones futboleros con los pibes, y en este caso, era con los más grandes, con los de tu edad. Estaban ellos, mejor dicho ustedes, los mayores eligiendo, pan-queso-pan… vos vení acá, vos allá, vos ahí y vos andá con él. Uy no lo puedo creer, me tocó con Carlitos Villamayor – éste te mete más presión que una olla “Marmicoc”. No te equivoques en un pase, no te morfes la pelota o se la niegues por que te mata, sólo había que hacer lo justo… dársela a él.
El que gana queda en cancha y el que pierde “afuera”, como mínimo tres partidos, eternos tres partidos. Empezamos esperando ya que perdimos el sorteo, pero ni bien entramos, calientes como una pipa por la espera, en minutos hicimos dos goles… bah, hizo dos goles y afuera los contrarios. ¿Te acordás? Dos goles o tantos minutos, y si no hay goles, afuera los dos equipos!!!
El segundo partido estuvo más parejo, pero al mayor de los Villa era difícil pararlo, y sí “Carlitos lo hizo”(frase poco célebre pero en este caso era verdad). Dos goles y a llorar a la iglesia. Que pase el que sigue. Pese a todo, no importaba lo hecho hasta ahora, no se podía perder este partido, para colmo enfrente estaban los grandes, con los que yo me sentía más cómodo, el querido Ale Bolinches y vos entre otros.
Ni bien se movió la bola, una serie de toques y el Muerto (justo el Muerto) de un puntinazo asqueroso, nos clava el primero. Te lo imaginás, retos por doquier, cagada a pedos para todos. ¿Pero quién se animaba a decirle algo? Te mataba!!! El doparti siguió su curso de hacha y tiza, de golpe por golpe, pero no la embocábamos y faltando nada para que pasen los 5´ establecidos, él, que era muy calentón pero un súper talentazo, hizo una genialidad, se gambeteó hasta a la oscuridad (para esa hora la luz era cero – ma’ que cero, “menos diez”) y cayéndose la tocó suave… y el gol. La blonda se dirigía hacia el beso con la red cuando de repente te vi llegar a mil desde el lateral izquierdo y corrí para evitar lo que pudo haber sido el final.
Jamás hubiese intentado quitarle a Carlitos el gol, “era hombre muerto”, pero si no lo hacía yo, vos la hubieras sacado. Fue ahí cuando corrí como nunca hasta entonces y fui al encuentro con ella. Le entré de lleno y en el interín también le di a tu tibia. Te agarraste con las dos manos y muerto de dolor me puteaste en silencio. Se te piantó un lagrimón y estabas violeta de calentura pero entendiste que no hubo mala intención de mi parte.
Creo que fue gol, aunque ya no lo recuerdo. Lo que sí recuerdo fue el gesto “de andá tranquilo que te perdono”, y que en mis tillas nuevas, que todavía tenían el almidón de fábrica, en la puntera izquierda había pedacitos de piel… y en tu tibia las marcas que te dejaron como una mordida de tiburón mis zapatillas Flecha nuevas.
Por eso hoy a tantos años, quiero decirte a vos Hugo Cachaldora (fotos), el renovado FLACO, que te mando un gran abrazo y espero verte pronto, como aquella vez en la cancha de handbol.
Tu amigo, El Perro Néstor Villamil
lunes, 9 de noviembre de 2009
Juego del sapo
Breve reseña histórica
Hay quienes le atribuyen el origen a una antigua leyenda Inca. En esta cultura, los sapos eran venerados por sus poderes mágicos. En los días festivos se arrojaban piezas de oro a los lagos, siendo que si un sapo saltaba y comía la pieza, este se convertía en oro y se le concedía un deseo al tirador.
En homenaje a tantos deseos hechos realidad, el Inca manda a construir un gran Sapu de Oro, con el cual se divertía toda la realeza. Era un juego de suspenso y destreza, donde la danza y la alegría se mezclaban en un solo rito: PUKLLAY SAPU (jugar sapu).
Desde hace tres siglos, se conoce en Francia el juego llamado “Le Tonneau”, que no es otra cosa que tonel o barril, elemento que era utilizado para la estructura del juego. Luego el juego comenzaría a llamarse “La Grenouille” (rana).
En Perú y Colombia, los juegos carecen del elemento “vieja”, que fuera introducido con el correr del tiempo en Argentina, convirtiéndose en el objetivo más valioso del juego.
Otros nombres conocidos: Inca: Sapu / Quichua, Diaguita y Mapuche: Ampatu / Guarani: Cururu / Español: Sapo / Francés: tonneau o grenouille / Inglés: Toad / Alemán: Frosch.
Distribución Geográfica: América del Sur, especialmente Argentina, Perú y Colombia. También antiguos ejemplares fueron encontrados en Bélgica, Francia, Alemania e Inglaterra.
Más datos
- Accesorios: 10 discos de bronce
- Número de jugadores: ilimitado (mínimo 2)
- Distancia de tiro: entre 5 y 7 metros
- Puntaje ganador: según acuerdo de los participantes
Reglas
- Cada jugador lanzará las 10 fichas en forma consecutiva. Una vez terminado su turno, se procede a contabilizar el puntaje alcanzado.
- Solo se contabilizan fichas ingresadas por la parte superior. Se invalidan las que ingresen por el frente, sin dar nueva posibilidad de tiro.
- Se lanzará por turnos hasta que un jugador alcance el puntaje acordado. En caso de empate terminada la ronda de juego, se procede a un nuevo lanzamiento entre los finalistas.
- Una vez lanzadas las fichas, bajo ningún pretexto se podrá volver a lanzar.
- Queda prohibido acercarse, distraer o cruzar cuando un jugador está lanzando.
- El segundo mayor puntaje se obtiene ingresando una ficha en la boca del Sapo. Si esto sucede, se debe gritar: SAPO!!!
Nota: Para más información (en inglés), click acá.
lunes, 2 de noviembre de 2009
Punta Lara
Yo solía ir de vacaciones felices en la primera quincena de enero, donde siempre nos encontrábamos casi los mismos, y nos tocaba pasar reyes. Estuve en Gada 601 de Mar del Plata, también en Salta y Bariloche (que hermoso Bariloche en verano, en el Lago Mascardi, donde estaba el hotel de Gas… que habrá pasado con ese lugar?).
El resto del verano la pasaba en Punta Lara, que era fantástico. Seguro muchos recordarán el juego del SAPO, donde tirabas esas fichas de acero súper pesadas. La última vez que jugué en uno de esos fue con mi hijo Matías, que hoy ya tiene 22 años. Él por suerte logró disfrutar algo de la época de gloria de Gas en sus campings.
No saben lo lastimoso que es pasar por la puerta que antes decía Gas del Estado y que ahora dice Evita Perón – es un abandono total. Las piletas sucias y rotas, todo oxidado y claro que tampoco están más las rosas del frente que tanto cuidábamos. Ni les cuento por el lado del río, todo es un desperdicio.
Siempre sueño con volverlo a su esplendor y verlo con niños jugando y acampando. ¡Que nos lo devuelvan, ya que la Municipalidad de Ensenada no hizo nada!
Escribo esto y se me piantan los lagrimones, porque mi padre (don Mario) trabajó ahí más de 35 años y llora cada vez que recuerda que todo está abandonado. Mi papá acaba de cumplir 80 años.
Les dejo un par de fotos de mi querido camping de Punta Lara, y si encuentro más se las mando.