Otra historia pa’contar

Por Pepe Ciccola

Existe un personaje divino que fue otro de los colonos del inmejorable CDT, mejor dicho, CdN. Tenía por nombre Daniel Vázquez. Este gordito hermoso, cómo lo conocíamos en ése entonces, era uno de los que colgaba serpentinas de papel higiénico en la viga de madera de cada cabañita en la que torrábamos. Tengan en cuenta que era todo madera!!! Encima, cerrábamos puerta y ventana con una frazada; para que los profes no nos pescaran.

Pero, esa no era la historia. La historia era que éste buen pibe Daniel Vázquez, era capaz de golpearse la nariz, hasta que le sangrara (pero mal) e ir corriendo a la enfermería para ver a Ofelia en tarlipes debajo del desabillé.

Los que son de mi edad, 18 para 19, se acordarán de la doctora Ofelia. Y sino jódanse, se perdieron algo maravilloso, jaja.


Daniel, en los últimos años del CdN andaba con un Siam Di Tela, que no sé si era de su familia o era de él. Hacía gala de “ese bote”. En una ocasión me pasó a buscar por casa, conectamos un radio grabador al cenicero, y allí salimos de “parrandas” por la costanera. Muy “fashion” los pibes!!!

No, no, un completo desastre. Seguro fue por la música. En esos tiempos, empezaban a estar de moda los boliches bailables de la costanera, y algunos que otros restaurantes, todos “pipi-cucú”. Nada pero nada que ver con nosotros.

Daniel se fue de viaje de egresados a Brasil y vino más carioca que Caetano Veloso. A todo trapo, sonaba música samba con aquél estereo inventado; que era nada más y nada menos, que un Toshiba de una sola casetera. ¡Un asco! Imagínense que la otra alternativa era hacer sonar el magazín (habría que explicarle a los chiquitos que era magazín).

Por supuesto que “La Rotation” no surtió sus efectos y volvimos a nuestras casas sin nada en la canasta de pesca. ¡¡¡Un verdadero bajón!!!


Un abrazo,

Pepe