Madrid es una “monada”

Por La Maga Messina

Sí, para quien no conozca esta ciudad les cuento: es la capital del reino de España, y como tal capital es una ciudad con mucha gente, muchos coches, muchas cosas para hacer y para divertirse. Hay museos, actividades culturales, parques, zoológico, etc.

Y en esta ciudad vivimos varios ex–colonos de Gas: Fer Barceló, la más antigua (en vivir aquí, ¡ojo!); Gustavo Novo, el más nuevo (¡pero el más viejo!); Gustavo Maniera (¿o es él el más antiguo?); un tal Sebastián Crabas… y yo.

En España, pero fuera de Madrid, viven otros ex–colonitos: ya conocemos a Marcela “Bardo” Albanesita… famosa por sus…(opinen ustedes, yo no me animo porque si no ¡me crucifica!), ella vive en Calella (por favor, para que no los crucifique a ustedes, no pronunciar con acento argento tipo CaleSHa, porque no se lo banca… le gusta que lo pronuncien CaleIa… tiene cada cosa la Albanesita…). En fin, como decía, hay más ex–colonos viviendo en España… El Huevo (o Huevón) está en Benalmádena, provincia de Málaga (ahora va de “amigo” – solo amigo – de los gays… yo no sé, capaz que algo se le pega, qué sé yo, así como a algunos se les pega el acento – lo de CaleIa, por ejemplo – a otros se les pegan… otras cosas…). Supimos hace poco que Pinito también estaba en España pero no recuerdo exactamente dónde, trabajando en la universidad…Y perdón si dejo a alguien afuera de la Península pero no me acuerdo más…

El caso es que también nos visitan a menudo de allende los mares… sé que el Albanese grande anduvo por acá… un día y medio… no! Claro, él es un hombre muy ocupado, no crean ustedes que es el adolescente alto y esmirriado con una pelota siempre pegada al pie como cuando íbamos al club, no, no. Él ahora se calza el traje y… no te reconozco… del club? Qué club? Jajajaja…

Maniera grande creo que de vez en cuando, en función de la fuerza que le imprima a la perinola de su vida, también cae acá… no sé si por Madrid, capaz que sí, que visita a su hermano, o por alguna parte de esta ibérica geografía.

El caso es que un día nos enteramos leyendo el blog, que sí, que esta ciudad que nos “cobija” iba a recibir a un “ilustre” ex–colonito de Gas… dando conferencias, charlas, firmando libros… en fin, diciendo que “labura”… ¿Quién? El Monito “Blanco” (¿será por el pelo canoso?) Birmajer.

Fer y yo nos devanamos los sesos intentando pensar lindos lugares para llevarlo: que a tomar cerveza, que a unos vinitos y tapas típicas, una parrillita tiraron por ahí, ella viendo a ver con quién dejaba a sus hijos, qué sé yo… nos intercambiamos mails y todo eso.

Pero el Monito, que por algo es lo que es, de liana en liana por toda la geografía española (Madrid, Galicia, Barcelona) nos dedicó: 2 horitas… sí señor. El pobre Huevo se recorrió 600 km para verlo pero dice que “solo estar 2 horas con ustedes NO TIENE PRECIO, lo demás me costó 60 euros, según Master Card, jajajaja”

Pasamos unas muy lindas horas juntos, tomamos algo en un lugar de estos de cadena de cafés-restaurantes… a la Barceló casi le da un soponcio, jajaja… y revivimos mágicos momentos de nuestra niñez mezclados con una actualización, como corresponde, de nuestras vidas de adultos.

Monito nos contaba cómo curra… es decir, el verso que mete… y que ¿¡la gente se lo cree!?, y encima le compran los libros!!!

Gustavo, imbuido ya de la idiosincrasia española, “decente”, se quería ir… no lo soportaba…

Pero Fer, contemporizadora como pocas, le explicaba…

El caso es que estuvimos juntos sin mayores problemas…

Fernanda y Monito ya se habían visto en octubre pasado, pero el resto calculo que hacía por lo menos 25 años que no lo veíamos… y de repente, en vez del chico callado y tímido que yo recordaba, aparece un escritor, vestido de negro, presentando la película en la que él fue el coautor del guión… ¡no me lo podía creer! La única conexión de esa persona que tenía delante de mi con la que yo recordaba era… su forma de caminar…¡¡como un monito!!

En un momento de la charla Marcelo se va al baño, y Sergio le dice que lo acompaña, al verlos irse, juntos, de espaldas, pensé “Estos chicos eran dos críos cuando se dejaron de ver, compartieron juegos, travesuras… y ahora son dos hombres, dos padres de familia…” Increíble la evolución, como dice Pachanga.

Y así fue como un día, de repente, esta ciudad bochinchera, enquilombada, “europea”, se convirtió en “una monada” gasista, aunque más no sea por un par de horitas.