El safari

Por Marcelo Birmajer

Otra palabra que tenía un sentido propio dentro del club Gas del Estado era "safari". Paso a explicarlo. Una de las más importantes particularidades del club es que muchos de nosotros nos quedábamos a dormir allí todas las noches de sábado a domingo. En mi caso particular, desde los 6 y hasta los 12 años, dormí en el club del Tigre aproximadamente el 95 por ciento de los sábados. Creo que son muchos sábados.

Nos mandaban a dormir, si no recuerdo mal, alrededor de las 10 y media de la noche. Tal vez más tarde, si había baile en el Rincón Alegre. Dormíamos en unas perfectas cabañitas de madera con cuatro camas, El safari consistía en escapar de las cabañitas luego de que los profesores hubieran decretado el toque de queda.

Recuerdo un safari con Felipe Giovannetti en el que llegamos hasta la cancha de tenis, junto con otra manga de delincuentes, y circularon los cigarrillos. En otro safari, ya no recuerdo con quienes, llegamos al Tinglado, y, yo no, se curraron coca colas y víveres (la palabra víveres también era propia del Club) de la heladera de madera, con sus brazos metálicos. En otro safari, del que no participé, se curraron tamales de las mesas del Fondo.

El safari era una de las grandes diversiones nocturnas. Y cualquiera que haya participado de una, está preparado para emprender una lucha clandestina en caso de que alguna vez lo necesite.

Para finalizar, dos que nada que ver: en el club también se inventó un extraño divertimento que consistía en decirle a X un murmullo incomprensible, y en cuanto X te contestaba ¿Qué?, le gritabas: !Gol!. Y también la palabra "Bastora", que no significaba nada.